La región véneta posee en la actualidad una de las realidades económicas más dinámicas de Europa. Todo esto no ha surgido por casualidad, sino que encuentra sus raíces en una particularidad y continuidad histórica y geográfica de esta tierra que trataremos de ilustrar en manera abreviada. La región del noreste de Italia que va desde el mar Adriático hasta la divisoria de aguas de los Alpes orientales es el Véneto con Friuli Venecia Giulia al este y Trentino Alto Adige-Sud Tirol al oeste.
Esta región se encuentra en un punto estratégico de Europa porque ha sido siempre el punto de pasaje principal entre el área del Mediterráneo y Europa del norte y del este.
Habitada desde la prehistoria (la momia Otzi descubierta hace algunos años en los glaciares de los Alpes pertenecía a la cultura de Remedello), es en la edad de bronce (II milenio a.c.) cuando primero estableció el pueblo de los Euganeos y despúes el pueblo de los Venetos, población indoeuropea que llegó de la lejana Paflagonia (actual Turquía) después de la destrucción de Troya, como lo relata el escritor latino-paduano Tito Livio. En efecto este origen se refleja en el estilo oriental de su actividad artística. Una parte de este pueblo se desplazó por Europa (Polonia, Alemania meridional, Bretaña), una parte se detuvo en el Véneto actual. Era una población esencialmente pacífica, más interesada
en mantener buenas relaciones comerciales con los vecinos que en realizar guerras de conquista, pero no obstante, preparada para la defensa de eventuales agresores como nos relatan las crónicas antiguas. Al sur se encontraban los etruscos y las colonias griegas, al oeste los celtas, al norte los réticos y al este los ilírios. Poseían un idioma y escritura propios y una fuerte religiosidad. Sus numerosos santuarios dedicados a distintas divinidades, la principal Reitia, eran no sólo centros religiosos sino también educativos. Vivían principalmente a lo largo de los ríos, en casas de madera similares a las actuales casetas de la laguna véneta. Se dedicaban a la agricultura, a la pesca, a la artesanía del bronce y particularmente a la cría de caballos por los que eran famosos en la antigüedad. El caballo y el color azul eran sus símbolos. Fueron los primeros ya en el primer milenio a.c. a comercializar el ámbar entonces muy apreciado proveniente de los países bálticos hacia los etruscos y los griegos, como lo relata el escritor latino Plinio en su Historia Natural. El centro principal era Este al pie de las colinas Eugáneas, otros centros importantes eran Padua, Vicenza, Verona, Treviso, Altino, Montebelluna, Asolo y en el valle del río Piave Mel y Calalzo en Cadore. Se considera que todas las ciudades estaban entre sí confederadas no habiendo informaciones acerca de Reyes o Jefes dominantes.
Todo esto hasta la llegada de la potencia conquistadora de Roma hacia el 200 a.c. con la cual, para no hacerse destruir, prefirieron establecer pactos amistosos. La región fue rápidamente latinizada y bajo el emperador Augusto ingresó en el imperio con el nombre Decima Regio Venetia et Istria. Existió un período próspero de alrededor de 300 años en el que se favorecieron las artes y el comercio. Tito Livio y Catullo eran escritores latinos originarios de Padua y Verona. Las ciudades se engrandecieron y cambiaron aspecto por los numerosos edificios en piedra. Otras surgieron entre las cuáles Aquileia en la actual región Friul era segunda en importancia después de Roma.
Con el evento del cristianismo esta ciudad fue el principal centro de difusión de la nueva religión en el norte y el este de Europa. A la caída del imperio romano en el 476 d.c. la región fue invadida y saqueada, por numerosos pueblos bárbaros (Godos, Hérulos, Unos y Longobardos). Las poblaciones de las ciudades destruídas se refugiaron en las lagunas costeras y allí fundaron nuevos centros (Chioggia, Caorle, Grado y Venecia) mientras el resto del territorio cayó bajo el dominio de los señores feudales con una economía de pura subsistencia. Venecia en cambio libre, inició su gloriosa aventura en el mar aún debiendo defenderse de los ataques de los Francos, Eslavos, Húngaros e inclusive Normandos. Ya en el tiempo de la primera cruzada (1100 d.c.) es, con Génova su rival, una gran potencia marinera. Un floreciente comercio entre oriente (Constantinópolis, Egipto, Tierra Santa), Italia y el norte de Europa le garantizaron riqueza y prestigio. Con el viajador Marco Polo arriba por primera vez a China y al Extremo Oriente. Más tarde los venecianos Juan y Sebastián Caboto explorarán las costas del Norte y Sud América y el vicentino Pigafetta acompañará a Magallanes en su viaje por el mundo. En las tierras adentro entretanto, las ciudades se liberaron de a poco del dominio feudal y se constituyeron en libres comunas pero siempre en lucha entre sí (Padua contra Treviso, Treviso contra Belluno, Verona contra Vicenza). Aprovechó Venecia que logró hacia el 1400 reunir bajo su dominio después de 1000 años nuevamente todo el antiguo territorio de la X Regio Romana. Hacia el 1500 Venecia estaba en su máximo esplendor, la Nueva York de la época y por ello continuamente atacada por otros estados europeos envidiosos de su potencia. Con la liga de Cambray media Europa se encontraba en guerra contra Venecia que no obstante derrotada logró salvarse.
Además debía sostener una contínua lucha contra los turcos del imperio otomano con los que hacía la guerra y comerciaba contemporáneamente. En la famosa batalla de Lepanto donde la flota cristiana destruyó definitivamente a la turca, gran parte de las naves eran venecianas. Los siglos que siguieron hasta el 1800 fueron siglos de paz y prosperidad en toda la República de San Marco. Florecieron maravillosamente las artes en particular la pintura de la Escuela Véneta con Ticiano, Giorgione, Veronese, Lotto, Carpacho, Tintoretto, Bellini, Pordenone, Jacopo da Bassano, Canaletto, Tiepolo y otros, la arquitectura con Longhena y Palladio creador de las famosas villas vénetas, la literatura con Goldoni y Casanova, la escultura con Canova,
la música con Vivaldi, Monteverdi, Tartini. Todo esto mientras la Serenísima República se acercaba a una lenta decadencia, hasta la llegada de Napoleón quien brutalmente puso fin a la milenaria República, la depredó y la cedió luego a Austria. Durante alrededor de 60 años el Véneto estuvo bajo la dominación austríaca y no faltaron épicas revueltas. Memorable la defensa de Venecia cercada y bombardeada en el 1849, con Daniel Manin, israelita veneciano, jefe de los defensores y el último grito: "el cólera exaspera, el pan nos falta, sobre el puente se enarbola la bandera blanca". Después de 1866 el Véneto inició a formar parte del Reino de Italia pero la grave crisis económica del final del 800 e inicios del 900 con las sucesivas dos guerras mundiales, la primera con combates en su territorio y consiguientes destrucciones,
y la segunda con la derrota resultando en la pérdida de Istria, ocasionó en la región esencialmente agrícola una fuerte depresión económica. Esta fue la causa determinante de la fuerte emigración que llevó a muchos vénetos a buscar suerte primero en Argentina, Brasil, luego en los Estados Unidos, Canadá, Australia y otros países europeos donde con la característica laboriosidad que los distingue han honrado sus orígenes. Recién a partir de los años 60 la tierra véneta ha vuelto a revivir. Gracias a las nuevas aperturas comerciales a nivel europeo y mundial, a la laboriosidad de su gente, al dinamismo de los nuevos capitanes de la industria principalmente en los sectores de la mecánica, de la madera y de los muebles, del calzado, de las ropas, de la orfebrería, de las gafas y en el sector de la agricultura y de los vinos, el Véneto ha vuelto a ser aquello que ha siempre sido desde hace 3000 años: un puente entre
Europa mediterránea y el resto de Europa y los otros continentes. Larga vida por tanto al Caballo Azul y al Viejo León alado de S. Marco.